“Yo como casi siempre hablo
desde el desconocimiento, me pregunto: ¿Por qué son malas las malas palabras?, quién
las define como tal. ¿Quién y por qué?, ¿quién dice qué tienen las malas palabras?, ¿o
es que acaso les pegan las malas palabras a las buenas?, ¿son malas porque son
de mala calidad?, o sea que: ¿cuándo uno las pronuncia se deterioran?
¿O que cuándo uno las
utiliza, tienen actitudes reñidas con la moral?
Obviamente…, no se quién
las define como malas palabras…”
Roberto
Fontanarrosa
III Congreso Internacional de la Lengua
Española, Rosario 2004
-En el Rio de la Plata,
sobre todo en Buenos Aires y su amplia zona de influencia, solemos utilizar un
gran número de ellas, algunas que tuvieron su origen aquí, pero que el tiempo nos hizo perderles el rastro. Sabemos
utilizarlas, pero no sabemos su origen, la mayoría de ellas se originaron como
consecuencia de la Gran Inmigración de 1875-1910, y de la profunda crisis
económica de alrededor de 1890, como consecuencia de las cuales se producen enormes desempleos y parálisis de
las obras públicas.-
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Buenos Aires circa 1875 |
-Luego de la Fiebre
Amarilla, Buenos Aires emprendió obras para la salubridad, entre ellas la
provisión de aguas corrientes, se cavaron zanjas a cuyos lados se acomodaron los
grandes caños de hierro con el nombre de la fundición francesa que los proveyó:
“A. Torrant & Cie”.-
-El desempleo dio lugar a
que muchísimas personas perdiesen sus hogares y buscasen alojamiento en éstos
grandes caños, pues bastaba tapar un extremo, aunque sea con adobe, para lograr
un mínimo de confort, estos movimientos humano-económicos originaron varios
términos: 1°) -Quien había perdido todo se iba “a
los caños”, 2°) -Quien se alojaba en los caños era calificado, por la
inscripción lateral del mismo (“A. Torrant & Cie”) como un “atorrante”, 3°) -Quien
dormía en los caños, iba a “Atorrar”, y éste derivó en el verbo
“torrar”
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Típico conventillo |
-En la década de 1880 se
produjo un gran aluvión migratorio que vino a buscar trabajo, el 60% eran
hombres solos, estas oleadas buscaron alojamientos en las grandes mansiones
desocupadas y abandonadas por sus dueños cuando escapaban de la fiebre amarilla
y en otros lugares construidos veloz e improvisadamente, los conventillos.-
-Éste mezclado hacinamiento
dio origen a adaptaciones, nuevas costumbres, músicas, variaciones idiomáticos y fonéticas, a los
hombres solos, había que brindarles ciertas “distracciones sociales” por lo que
primero en Pulperías y luego en Casas de Bailes recibían la atención de prostitutas
que los “entretenían”.-
-En cambio, la distinguida
Sociedad Porteña abría sus puertas y recibía con los brazos abiertos, a Señoras
Prostitutas de otro nivel, pues éstas damas poseían amplios conocimientos musicales,
literarios, artísticos y además hablaban 3 ó 4 idiomas, como solían siempre
vestirse lujosamente y se engalanaban con grandes plumas de avestruz, teñidas
de distintos colores, el populacho las bautizó como “Las loras”.-
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Sombreros con grandes plumas
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-Evidentemente, un simple
empleado u obrero, si deseaban poder acceder a tales damas debía trabajar y
ahorrar íntegramente durante varios largos meses siéndoles por lo tanto
materialmente imposible su “acceso”, y cuando peleaban y deseaban insultar
groseramente a alguien, lo mandaban… “A la C…ha de la Lora”, lugar
prácticamente inalcanzable para llegar.-
Imágenes obtenidas de “Wikipedia”
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