martes, 12 de noviembre de 2013

Malas palabras


 
 “Yo como casi siempre hablo desde el desconocimiento, me pregunto: ¿Por qué son malas las malas palabras?, quién las define como tal. ¿Quién y por qué?,  ¿quién dice qué tienen las malas palabras?, ¿o es que acaso les pegan las malas palabras a las buenas?, ¿son malas porque son de mala calidad?, o sea que: ¿cuándo uno las pronuncia se deterioran?
¿O que cuándo uno las utiliza, tienen actitudes reñidas con la moral?
Obviamente…, no se quién las define como malas palabras…” 

Roberto  Fontanarrosa
III Congreso Internacional de la Lengua Española,  Rosario  2004

 

 
-En el Rio de la Plata, sobre todo en Buenos Aires y su amplia zona de influencia, solemos utilizar un gran número de ellas, algunas que tuvieron su origen aquí, pero que  el tiempo nos hizo perderles el rastro. Sabemos utilizarlas, pero no sabemos su origen, la mayoría de ellas se originaron como consecuencia de la Gran Inmigración de 1875-1910, y de la profunda crisis económica de alrededor de 1890, como consecuencia de las cuales  se producen enormes desempleos y parálisis de las obras públicas.-


Buenos Aires circa 1875
 -Luego de la Fiebre Amarilla, Buenos Aires emprendió obras para la salubridad, entre ellas la provisión de aguas corrientes, se cavaron zanjas a cuyos lados se acomodaron los grandes caños de hierro con el nombre de la fundición francesa que los proveyó: “A. Torrant & Cie”.-

-El desempleo dio lugar a que muchísimas personas perdiesen sus hogares y buscasen alojamiento en éstos grandes caños, pues bastaba tapar un extremo, aunque sea con adobe, para lograr un mínimo de confort, estos movimientos humano-económicos originaron varios términos: 1°) -Quien había perdido todo se iba  “a los caños, 2°) -Quien se alojaba en los caños era calificado, por la inscripción lateral del mismo (“A. Torrant & Cie”) como un “atorrante”, 3°) -Quien dormía en los caños, iba a  “Atorrar”, y éste derivó en el verbo “torrar

Típico conventillo
-En la década de 1880 se produjo un gran aluvión migratorio que vino a buscar trabajo, el 60% eran hombres solos, estas oleadas buscaron alojamientos en las grandes mansiones desocupadas y abandonadas por sus dueños cuando escapaban de la fiebre amarilla y en otros lugares construidos veloz e improvisadamente, los conventillos.-

 -Éste mezclado hacinamiento dio origen a adaptaciones, nuevas costumbres, músicas,  variaciones idiomáticos y fonéticas, a los hombres solos, había que brindarles ciertas “distracciones sociales” por lo que primero en Pulperías y luego en Casas de Bailes recibían la atención de prostitutas que los “entretenían”.-

 -En cambio, la distinguida Sociedad Porteña abría sus puertas y recibía con los brazos abiertos, a Señoras Prostitutas de otro nivel, pues éstas damas poseían amplios conocimientos musicales, literarios, artísticos y además hablaban 3 ó 4 idiomas, como solían siempre vestirse lujosamente y se engalanaban con grandes plumas de avestruz, teñidas de distintos colores, el populacho las bautizó como “Las loras”.-
  
Sombreros con grandes plumas

-Evidentemente, un simple empleado u obrero, si deseaban poder acceder a tales damas debía trabajar y ahorrar íntegramente durante varios largos meses siéndoles por lo tanto materialmente imposible su “acceso”, y cuando peleaban y deseaban insultar groseramente a alguien, lo mandaban… “A la C…ha de la Lora”, lugar prácticamente inalcanzable para llegar.-

 

 

                                                                   Imágenes obtenidas de “Wikipedia”

  

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